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18 octubre 2013

Mateana Murguía de Aveleyra etzatlense destacada

“Desgraciadamente cuando la mujer no está bien educada se  convierte en un positivo mal para sus hijos, y tanto más temible  cuanto a las virtudes o defectos de la madre se reflejen en los  seres que sienten la influencia de su ejemplo."


Imagen tomada del libro: Poetisas mexicanas. Siglos XVI, XVII, XVIII y XIX: antología formada por encargo de la junta de señoras correspondiente de la exposición de Chicago.
México: Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, 1893.
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080013770/1080013770.html (página 134)
La Etzatlense fue una de las precursoras del voto femenino... El 17 de octubre se celebra el sufragio de la mujer.

60 años de voto femenino: lo bueno, lo malo, lo feo (2013)
…otras mujeres se preocuparon en expresar por escrito su interés en participar políticamente. Es el caso de Laureana Wright y Mateana Murguía, fundadoras de la revista femenina Violetas del Anáhuac, escrita solamente por mujeres, que en el periodo que va de 1887 a 1889 demandó el sufragio femenino…

Mateana Murguía de Aveleyra, fundadora y directora de un periódico redactado por señoras y titulado Violetas, nació el 21 de septiembre de 1856, en Etzatlán, Jal., y fue llevada a la ciudad de México cuando apenas tenía cuatro años de edad. Desde su educación primaria se distinguió por su afición al estudio. El 19 de agosto de 1875 se casó con Enrique Stein.

Perteneció a las sociedades literarias Las Hijas del Anáhuac y el Liceo Hidalgo, que le sirvieron poderosamente para perfeccionar sus conocimientos, y el 18 de diciembre de 1878 se recibió de profesora y pasó a dirigir la Escuela de Huichapan, en la cual permaneció dos años. En 1881 volvió a la ciudad de México y se encargó interinamente, por seis meses, de una escuela del municipio. En 1884 obtuvo por oposición la cátedra de gramática, que desempeña en la Escuela de Artes.

“Activa y diligente siempre, no obstante sus múltiples ocupaciones, en aquella época fundó y dirigió un periódico redactado por señoras y titulado Violetas, al cual tuvimos la honra de pertenecer”, dice su biógrafa Laureana Wright de Kleinhans (1846-1896). Añade lo siguiente:


Estudiar y aprender siempre es su norma, no limitando sus conocimientos a determinados ramos, sino cultivando todo lo que su rápida concepción la inclina a abrazar, dedicándose especialmente en sus horas perdidas, a combinar reformas sobre la enseñanza pública, a cultivar la música y la literatura, y en algunas épocas, empleando los días festivos que le dejaran libres sus tareas de profesora, a practicar la fotografía, en cuyo arte llegó a adquirir notables conocimientos.


El 19 de agosto de 1875 contrajo matrimonio con Enrique Stein, pero catorce meses después quedó viuda y con una hija. En septiembre de 1882 se casó por segunda vez, con el licenciado Tomás Eguiluz, y nuevamente quedó viuda cuando sólo habían transcurrido veintiséis días de la boda, pues su esposo murió víctima del tifo. El 23 de junio de 1887 se unió en matrimonio con Agustín Aveleyra, y se retiró de la dirección de la Escuela de Párvulos anexa a la Normal..

A los cuatro años, junto  con su familia emigró a la ciudad de México, donde tuvo la  oportunidad de aprender a leer y escribir. Su padre fue un eminente médico de la época, el doctor Manuel Murguía, quien fue  determinante en la formación académica de su hija.
Se casó muy joven, a los diecinueve años, con el señor Enrique  Stein, con quien tuvo a su hija, que fue bautizada como María.

Posiblemente se hubiera dedicado absolutamente a su hogar, pero  al año de casada quedó viuda. La triste situación la forzó a  superarse tanto por ella como por su hijita…

Las sociedades literarias “Las hijas del  Anáhuac” y el Liceo Hidalgo la orientaron para perfeccionar sus  conocimientos y en 1878 se recibió como profesora. Durante dos  años dirigió la Escuela de Huichapan. De 1881 a 1887 trabaja en  Guadalajara, al frente de otro centro escolar. El presidente del  Ayuntamiento le dio un reconocimiento por se la primera profesora del país en poner en práctica la gimnasia de salón..

Por indicaciones del mismísimo señor presidente Porfirio Díaz,  dirigió la Escuela de Párvulos, anexa a la Normal.

En 1885 volvió a casarse, esta vez con el licenciado Tomás  Eguiluz, y por desgracia, a los veintisiete días, volvió a enviudar,  ya que su esposo fue víctima del tifo que se propagó en la ciudad  de Guanajuato, lugar donde habían decidido radicar..

En la Escuela de Artes fundó un periódico redactado por señoras titulado Violetas
en 1887 se casó por tercera vez, en esta ocasión con  el periodista Agustín Aveleyra, con quien tuvo un hijo que se  llamó igual que su padre.

http://www.uaeh.edu.mx/investigacion/productos/4941/violetas_demac_2010.pdf ( páginas 39 en adelante)

SU MUERTE

Colegas, periodistas, amigas y alumnas la calificaban  como profesora inteligente, excelsa poetisa, notable escritora, madona rodeada de ángeles. Su hijo, Agustín Aveleyra escribió:
Cuando el equilibrio se rompe, cuando la materia se dispersa, se desorganiza, cuando vuelve a la madre tierra para confirmar perennemente el principio: “Nada se crea, nada se pierde; todo se  transforma” – se dice que una persona ha muerto. En ese caso, la  inspirada, la tierna poetisa Mateana Murguía de Aveleyra, ha  muerto.

Yo creo en la prolongación de la existencia más allá de la muerte.  Con la quietud absoluta aparente, con la inmovilidad de las  fuerzas –con la muerte- que producen el movimiento que constituye, no concluye todo.

La eximia poetisa Mateana Murguía vivió en la tierra una vida  completa, intensa, una vida doble: una vida de amor –asperjada  de placeres y lágrimas- y una vida de arte, impregnada de dulce  melancolía. Amó y fue amada hasta el vértigo. Su alma blanca sufrió todos los dolores y gozó todas las efímeras dichas humanas.
Fue pródigo como una opulenta princesa de cuento árabe. 

Por su parte, Josefa López, escritora y gran amiga de Mateana,  escribe un adiós lleno de nostalgia y honesto cariño:

23 de junio de 1906, fecha luctuosa para la república de las letras.
Ese día con luz de alba y ambiente matinal, a esa hora en que las  rosas no han abierto su broche, todavía en que las vírgenes no han  terminado sus ensueños de oro, dibujase en la puerta de nuestra  redacción la figura de una hada, orivada de la Aerópolis de
Atenas y nos habló así: Sabed, señoras que Mateana ha muerto:
sus ojos no brillan, su cerebro no irradia ya pero su espíritu  divino, mina en el Partenón, yo la vi… Dijo y desapareció: Y sus  amigas derramando copioso llanto exclamamos: ¿Cómo ha muerto, la que luchó incansable, la sublime maestra que nos  suministró sanos principios, blancas enseñanzas. La dulce poetisa, la correcta escritora, profesora competente…

Fue a las dos de la mañana de ese 23 de junio de 1907, por una  enfermedad que padecía desde hacía tiempo atrás…

Murguía murió.
Una enfermedad que padecía desde hacía ya tiempo, la cual la  postraba en la cama con altas temperaturas, fue la causante de su  muerte en 1907.
“En el cáliz de las flores
en las gotas de rocío
del sol en los esplendores
y en el iris de coloresmiro tu poder, Dios mío.
Eres justicia y bondad:
de bienes y amor, tesoro;
tu bendito nombre adoro,
y en la dura adversidad
tu santa clemencia imploro”.
(A Dios, Mateana Murguía)


2 ESCUELAS CON SU NOMBRE
En el DF, en la delegación Benito Juárez, hay un jardín de niños que lleva el nombre de esta mujer ilustre
La ubicación es calzada de Tlalpan y la calle emperadores

El Colegio Mateana Munguia D Aveleyra es una escuela de preescolar situada en la calle republica de Ecuador NUM 285 COLONIA FERNANDO BAEZA  Cuauhtémoc (Municipio: Cuauhtémoc, Estado: Chihuahua)

En el texto de “Más de un siglo de feminismo en México” de Gabriela Cano se menciona que la Etzatlense forma parte de la Sociedad Protectora de la Mujer
Una impresión agradable
Texto que habla de la educación
Otros 18 escritos


OPINIÓN SOBRE LA PENA DE MUERTE

Los jurisconsultos de todos los tiempos han defendido unos y  atacado otros, la bárbara ley de la pena de muerte, los que la  defienden olvidan que toda pena debe estar revestida de estos  caracteres: debe ser justa, ejemplar, reparable y útil.

“En nuestro concepto, la pena de muerte no tiene ninguna de estas  condiciones. No puede ser justa porque los límites de la justicia  humana no deben traspasarse hasta dictar penas absolutas; no es  ejemplar, porque muchas veces las ejecuciones se hacen secretas,  y aunque éstas sean públicas, los hombres no tienen ante sí  constantemente el horrible espectáculo del ajusticiado; no es  reparable, porque, si como ha sucedido muchas veces,  desgraciadamente, no se le puede indemnizar del daño que se le  ha hecho; y no es útil, porque ve destruye una existencia que quizá más tarde, por medio del arrepentimiento, pudiera ser útil para la  sociedad..


Mateana fue maestra convencida de la equidad en su profesión, con un gran sentido del humor para criticar y rechazar estereotipos de la época. Su vida, sus textos y su mirada optimista, que apostaba a la realización femenina en todos los escenarios, tienen la esencia y el color violeta que representó a su semanario, referente ineludible para comprender la lucha de las mujeres en México.

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